miércoles, 2 de abril de 2014

Las Guerras de Badab (I)


Mientras soluciono unos problemillas informáticos y fotográficos, por no dejar el blog en "stand by", amenazo con daros una chapa importante sobre trasfondo, y sobre por qué elegí pintar un ejército de Garras Astrales. Continuad por vuestra cuenta y riesgo!



Elegí los Garras Astrales descritos en los Imperial Armour de las Guerras de Badab porque describen una parte del trasfondo de Warhammer 40.000 que me tocó una fibra qué hasta ahora nada en el universo del cuadragésimo primer milenio me había despertado.


En el despiadado universo del lejano futuro solo había guerra. No había buenos y malos, más bien malos y peores, Pero si lo mirabas desde una perspectiva "humana", el trasfondo no arroja muchas dudas: o estás con el Imperio y su lucha por la supervivencia de la Humanidad, o estás con los Alienígenas, o estás con los Poderes Ruinosos. Se trata de una historia en la que la mayoría de los protagonistas trazan una linea divisoria según la cual, estas con ellos o contra ellos. Los equidistantes y los que se alejan de la ortodoxia son tratados de igual manera que el enemigo, y su peso en el gran esquema de las cosas es marginal. Por supuesto, Warhammer 40.000 no es un género ajeno al concepto de héroe caído, muchas son las fuerzas del Imperio que sucumben a las promesas de poder de los Dioses del Caos y traicionan a la humanidad. Pero esas caidas desde la "gracia" suelen ser, reconozcámoslo, bruscas y repentinas en el mejor de los casos,  y un mal traidas o poco detalladas en el peor.

Hasta leerme en profundidad las Guerras de Badab, ese era precisamente el maniqueo y simplista encanto de Warhammer 40.000 para mí. Y de repente, algo inesperado en ese universo: matices de gris. Una guerra civil en el Imperio en el que no hay un claro traidor, a diferencia de la archiconocidísima herejía de Horus. Ambos bandos tienen sus razones.

Lugft Huron, Tirano de Badab,
Señor de los Garras Astrales
El comandante de los Garras Astrales y autoproclamado Tirano de Badab, Lugfh Huron, harto de no recibir los recursos suficientes para defender el área de la Galaxia conocida como el Torbellino, y cansado de las intromisiones de la burocracia Imperial, decide suspender el pago de impuestos a Terra, abrazándose a la supuestamente garantizada independencia operativa de la que gozan los capítulos de Adeptus Astartes. Son muchos los precedentes galácticos que le amparan (El "imperio de bolsillo" gobernado por los Ultramarines en torno a Maccragge, uno de ellos) y durante unos cuantos años los Altos Señores de Terra hacen "la vista gorda". Pero los decadentes Sátrapas que gobiernan el cercano sector de Khartago, cuya economía se basa principalmente en derechos comerciales de las rutas cercanas al torbellino y un porcentaje de los impuestos enviados a Terra desde el Sistema Badab, no ven con buenos ojos la ausencia de envíos desde el feudo de los Garras Astrales.

Fortaleza Orbital Sigma, principal defensa del Sistema Badab
Los Sátrapas de Khartago envían una flota de guerra para  reclamar los impuestos adeudados e intimidar al Tirano de Badab, quien no duda en hacer rugir los famosos "Cañones de Badab" y reducir a polvo la flota. Tras su derrota, las familias comerciantes Khartaginesas piden ayuda a cualquiera que les preste oídos, y encuentran un aliado en el señor del capítulo de los Halcones de Fuego, quien guarda una vieja enemistad con Lugft Huron desde siglos atras tras ver, no sin envidia, como al Tirano de Badab le fue otorgado el mando de la campaña por la Corriente Lycanthos.

Símbolo de los Guardianes del Torbelino
Declarando propia defensa y viéndose víctima de una persecución política, el Tirano de Badab reúne a sus aliados Guardianes del Torbellino (conjunto de capítulos Marines formados por los propios Garras Astrales, los Lamentadores y los Guerreros Mantis, con la misión de proteger los intereses Imperiales en el área cercana al Torbellino) y proclama "Los Artículos de Justa Secesión". Invocando derechos otorgados por el Emperador a los Marines Espaciales milenios atrás, Huron declara todo el sector independiente del control de Terra, prometiendo  que él y sus aliados continuarán con la sagrada labor de proteger el área galáctica cercana al Torbellino.


Pronto comienzan las hostilidades entre hermanos Marines Espaciales, aumentando la escala de las hostilidades con cada contendiente reclamando el pago de viejas deudas de honor a otros Capítulos Marines Espaciales que se ven arrastrados al conflicto, y la aparición de las autoridades de Terra, que teme como el control de la región puede escapar de sus manos.


La guerra entre hermanos se desata de una forma compleja y creíble, desarrollándose de forma incluso respetuosa y honorable al comienzo del conflicto. Se declaran y se rompen treguas, se reclama el pago de deudas de honor que más tarde se traicionan. El relato de cómo poco a poco, el orgullo desmedido de los Garras Astrales los hace caer desde el pedestal de Héroes de la Humanidad hasta la ruina del perdedor resentido que sólo ansía venganza sin importar el precio. En definitiva, un relato de una madurez inesperada para mi en universo del cuadragésimo primer milenio.

Evidentemente, al final sigue siendo Warhammer 40.000. La semilla del Caos se esconde en el corazón de los separatistas; la honorable guerra entre hermanos se torna una carnicería sin cuartel; el nombre de los perdedores es arrojado a la cuneta de la Historia del Hombre para nunca más ser recordado.

Esto si que es para todos los públicos!

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